" Tú eres el lenguaje profundo. Contigo todo tiene nombre." Félix Grande
Escribía el recientemente fallecido poeta Félix Grande en su poema Bautizadora incomparable:
"Tú eres el lenguaje profundo. Contigo todo tiene nombre".
¿Alguna vez os habéis preguntado quién puso nombre a las cosas por
primera vez? ¿Por qué decimos "casa", "nube", "amor"...? ¿Existía
relación entre el concepto en sí y la palabra que alguien escogió para
nombrarlo? La respuesta es no. Entonces, ¿cuál fue el origen de las
palabras? ¿Quién dio nombre a todo lo que nos rodea? A día de hoy, los
filósofos del lenguaje siguen debatiendo acerca de este tema. Hay quien
sigue defendiendo que fue Dios quien otorgó nombre a las cosas a medida
que las iba creando... En cualquier caso, el origen de los conceptos que
impregnan el lenguaje no deja de ser un delicioso
misterio.
Lo que sí es indiscutible es que la lengua es la herramienta más
preciada con la que contamos los seres humanos. Aprender a dominarla es
un arte que requiere una trayectoria a la que nadie debería renunciar.
Con las palabras nos comunicamos, pero también creamos. La lengua es
dinámica, va evolucionando con el paso de los años sin apenas
cerciorarnos. Domina nuestro entorno, nos hace esclavos de nuestras
propias palabras... En vuestras manos está ser libres.
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