lunes, 15 de febrero de 2016

COMENTARIO DEL SONETO XXIII DE GARCILASO




LAS ACLARACIONES EN ROJO NO FORMAN PARTE DEL COMENTARIO EN SÍ, SINO QUE SON INCISOS ACLARATORIOS PARA QUE COMPRENDÁIS MEJOR DE QUÉ SE HABLA.



  Soneto XXIII


  En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

  y en tanto que el cabello, que en la vena      5
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

  coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado       10
cubra de nieve la hermosa cumbre;

  marchitará la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.


en tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto1 y ...


El texto que se va a comentar pertenece al género lírico, en concreto se trata (como su propio título indica) de un soneto, firmado por uno de los grandes representantes de nuestra poesía: Garcilaso de la Vega. Por esto, y por las características que desarrollaré a lo largo del comentario, podemos ubicarlo dentro del periodo renacentista, más exactamente en la primera mitad del siglo XVI (la segunda etapa renacentista pertenece a la lírica religiosa: San Juan, Santa Teresa, Fray Luis).

El tema que trata el poema es el tópico renacentista del Carpe diem horaciano (Horacio, poeta clásico latino creador de este tópico y del Beatus ille (dichoso aquel) que aparece en las obras de la poesía renacentista religiosa). Así pues, la intención comunicativa del soneto (adecuación) es apelar a la atención de una joven, a la que se exhorta a aprovechar su juventud y gozar de los placeres de esta. El lenguaje utilizado, aunque sencillo, exige un cierto conocimiento de la modalidad poética, por lo que puede conllevar cierta dificultad si no se tiene un mínimo bagaje cultural o conocimiento de la lírica. Domina el texto la función poética a través de una serie de recursos literarios cuya función es embellecer el poema y sobre los que más adelante volveré (recapitularemos las figuras retóricas en los diferentes niveles del lenguaje). A pesar de tratarse de un texto lírico, la función apelativa se antepone a la expresiva, puesto que el poeta no pretende expresar sus propios sentimientos, sino invitar a la muchacha a aprovechar cada momento antes de que el tiempo pase inevitablemente (tempus fugit es otro de los tópicos que, aunque medieval, se aborda desde una perspectiva renacentista: el tiempo pasa irremediablemente, pero esto, lejos de ser una causa de sufrimiento, invita a aprovechar el momento gracias al tópico del carpe diem). La función referencial también está presente, fundamentalmente, en la descripción de la muchacha.

Por lo que respecta a la coherencia, la estructura del soneto viene constituida por cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos, de los cuales se deduce una estructura interna que divide el poema en dos partes. La primera de ella ocupa los dos cuartetos, y en ellos el poeta realiza la descriptio puellae propia del Renacimiento, donde la joven muchacha se revela como el canon de belleza renacentista: mujer de tez clara y mejillas sonrosadas, cuello hermoso y erguido y melena rubia. Los dos tercetos, por su parte, presentan el ya citado tema del poema: el carpe diem vinculado al tópico del tempus fugit tal y como se muestra en “coged de vuestra alegre primavera / (juventud) el dulce fruto, antes que el tiempo helado…” (el paso inevitable del tiempo).
Así pues, podemos afirmar que se trata de un texto con estructura inductiva, puesto que el tema se halla en la parte final del soneto.

En cuanto a la cohesión, se hace uso de hiperónimos del rostro (“gesto”) tales como “mirar, cabello, cuello”; sinónimos como “edad ligera” y “viento helado” que, en definitiva no dejan de ser recursos literarios que pasarán a comentarse en el siguiente apartado (podéis suprimir la cohesión en el comentario de un texto lírico, pues podéis comentar los mismos elementos en los niveles de la lengua). Del mismo modo, los signos de puntuación y las elipsis conforman un papel fundamental en el desarrollo de las distintas partes del poema.

Por último pasaré a comentar el soneto teniendo en cuenta los niveles de la lengua (fónico, morfosintáctico y léxicosemántico) sin olvidar que se trata de un texto literario.

Por lo que respecta al plano fónico (recordad que se trata del plano del sonido), lo primero que se ha de comentar es el ritmo, que viene determinado por una medida de versos endecasílabos (11 sílabas) con esquema métrico ABBA ABBA y tercertos encadenados CDE DCE. Es importante destacar los casos de sinalefa tales como “de rosa y_azucena” (v. 1) “mirar ardiente,_honesto (v. 3) (es importante fijarse en que la coma no exime la sinalefa), que permiten la medida de once sílabas. Además, casos como los encabalgamientos del verso 5 y el 9 hacen posible una aceleración del ritmo, así como los numerosos signos de puntuación, básicamente las comas.

Del plano morfosintáctico cabe destacar el uso de sustantivos y adjetivos  con los que describir a la joven, sobre todo en los dos cuartetos (“vuestro mirar ardiente, honesto” v. 3, “hermoso cuello blanco” v. 7), frente a los verbos que, junto a los adjetivos y sustantivos, dominan los tercetos y que muestran la acción a la que está siendo invitada la muchacha: aprovechar la juventud antes de que sea tarde. Llama la atención el imperativo “coged” con el que da comienzo el primer terceto, al que siguen “cubra de nieve” (v. 11), “marchitará la rosa” (v. 12) “todo lo mudará la edad ligera” (v. 13). Por lo que respecta a la sintaxis, aunque no dificulta la comprensión de los enunciados, sí se aprecian numerosos hipérbatos en los dos primeros versos (la color en vuestro gesto se muestra de rosa y azucena), en la segunda estrofa, donde el sujeto aparece en el último verso (el viento es el que mueve el cabello), así como el verso con el que da comienza el segundo terceto (el viento helado marchitará la rosa). Además, los enunciados son breves y sencillos, sin apenas subordinación, lo que facilita la comprensión del mensaje. Por su parte, se aprecia una anáfora al comienzo de los dos primeros cuartetos (“en tanto”), así como una gradación de elementos tales como “el viento mueve, esparce y desordena” (v. 4).

Por su parte, del nivel léxicosemántico es preciso destacar las abundantes referencias a elementos de la naturaleza, tan propias del Renacimiento, que actúan como metáforas de aquello que se quiere expresar: así, el color del semblante de la joven se identifica con una azucena (tez blanca) y una rosa (mejillas sonrosadas); vena del oro (cabello rubio); alegre primavera (juventud), el dulce fruto (los placeres que otorgan la juventud); cubra de nieve la hermosa cumbre (llegue la vejez); marchitará la rosa el viento helado (el paso del tiempo). Es preciso recordar en este verso el tópico del collige, virgo, rosas del poeta latino Ausonio, inspirador del carpe diem.

Para finalizar, puede afirmarse que el soneto comentado pertenece a la primera mitad del siglo XVI, no solo por la firma de su autor, sino porque su forma, así como los tópicos y los recursos literarios empleados, lo identifican como composición de una de las etapas más gloriosas de la literatura española: el Renacimiento.

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