LAS ACLARACIONES EN ROJO NO FORMAN PARTE
DEL COMENTARIO EN SÍ, SINO QUE SON INCISOS ACLARATORIOS PARA QUE COMPRENDÁIS
MEJOR DE QUÉ SE HABLA.
Soneto XXIII
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena 5
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado 10
cubra de nieve la hermosa cumbre;
marchitará la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
El texto que se va a comentar pertenece al
género lírico, en concreto se trata (como su propio título indica) de un soneto,
firmado por uno de los grandes representantes de nuestra poesía: Garcilaso de
la Vega. Por esto, y por las características que desarrollaré a lo largo del
comentario, podemos ubicarlo dentro del periodo renacentista, más exactamente
en la primera mitad del siglo XVI (la segunda etapa
renacentista pertenece a la lírica religiosa: San Juan, Santa Teresa, Fray
Luis).
El tema que trata el poema es el tópico
renacentista del Carpe diem horaciano (Horacio,
poeta clásico latino creador de este tópico y del Beatus ille (dichoso aquel) que aparece en las obras de la poesía
renacentista religiosa).
Así pues, la intención comunicativa del soneto (adecuación)
es apelar a la atención
de una joven, a la que se exhorta a aprovechar su juventud y gozar de los
placeres de esta. El lenguaje utilizado, aunque sencillo, exige un cierto
conocimiento de la modalidad poética, por lo que puede conllevar cierta
dificultad si no se tiene un mínimo bagaje cultural o conocimiento de la
lírica. Domina el texto la función poética a través de una serie de
recursos literarios cuya función es embellecer el poema y sobre los que más
adelante volveré (recapitularemos las figuras
retóricas en los diferentes niveles del lenguaje). A pesar de tratarse de un texto lírico, la función
apelativa se antepone a la expresiva, puesto que el poeta no pretende
expresar sus propios sentimientos, sino invitar a la muchacha a aprovechar cada
momento antes de que el tiempo pase inevitablemente (tempus fugit es
otro de los tópicos que, aunque medieval, se aborda desde una perspectiva
renacentista: el tiempo pasa irremediablemente, pero esto, lejos de ser una
causa de sufrimiento, invita a aprovechar el momento gracias al tópico del carpe diem). La función referencial
también está presente, fundamentalmente, en la descripción de la muchacha.
Por lo que respecta a la coherencia, la estructura del soneto viene
constituida por cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos, de los cuales se
deduce una estructura interna que divide el poema en dos partes. La primera de
ella ocupa los dos cuartetos, y en ellos el poeta realiza la descriptio puellae propia del
Renacimiento, donde la joven muchacha se revela como el canon de belleza
renacentista: mujer de tez clara y mejillas sonrosadas, cuello hermoso y
erguido y melena rubia. Los dos tercetos, por su parte, presentan el ya citado
tema del poema: el carpe diem
vinculado al tópico del tempus fugit tal
y como se muestra en “coged de vuestra alegre primavera / (juventud) el dulce
fruto, antes que el tiempo helado…” (el paso inevitable del tiempo).
Así pues, podemos afirmar que se trata de un texto con estructura
inductiva, puesto que el tema se halla en la parte final del soneto.
En cuanto a la cohesión, se hace uso de hiperónimos del rostro (“gesto”) tales
como “mirar, cabello, cuello”; sinónimos como “edad ligera” y “viento helado”
que, en definitiva no dejan de ser recursos literarios que pasarán a comentarse
en el siguiente apartado (podéis suprimir la cohesión en el comentario
de un texto lírico, pues podéis comentar los mismos elementos en los niveles de
la lengua). Del mismo modo, los
signos de puntuación y las elipsis conforman un papel fundamental en el desarrollo
de las distintas partes del poema.
Por último pasaré a comentar el soneto teniendo en cuenta los niveles de la
lengua (fónico, morfosintáctico y léxicosemántico) sin olvidar que se trata de un texto literario.
Por lo que respecta al plano fónico (recordad que se
trata del plano del sonido), lo primero que se ha
de comentar es el ritmo, que viene determinado por una medida de versos
endecasílabos (11 sílabas) con esquema métrico ABBA ABBA y tercertos encadenados
CDE DCE. Es importante destacar los casos de sinalefa tales como “de rosa y_azucena” (v. 1) “mirar
ardiente,_honesto (v. 3) (es importante fijarse en que la coma no exime
la sinalefa), que permiten la medida
de once sílabas. Además, casos como los encabalgamientos
del verso 5 y el 9 hacen posible una aceleración del ritmo, así como los
numerosos signos de puntuación, básicamente las comas.
Del plano morfosintáctico cabe destacar el uso de sustantivos y adjetivos con los que describir a la joven, sobre todo
en los dos cuartetos (“vuestro mirar ardiente, honesto” v. 3, “hermoso cuello
blanco” v. 7), frente a los verbos que, junto a los adjetivos y sustantivos,
dominan los tercetos y que muestran la acción a la que está siendo invitada la
muchacha: aprovechar la juventud antes de que sea tarde. Llama la atención el
imperativo “coged” con el que da comienzo el primer terceto, al que siguen “cubra
de nieve” (v. 11), “marchitará la rosa” (v. 12) “todo lo mudará la edad ligera”
(v. 13). Por lo que respecta a la sintaxis, aunque no dificulta la comprensión
de los enunciados, sí se aprecian numerosos hipérbatos en los dos primeros versos (la color en vuestro gesto se
muestra de rosa y azucena), en la segunda estrofa, donde el sujeto aparece en
el último verso (el viento es el que mueve el cabello), así como el verso con
el que da comienza el segundo terceto (el viento helado marchitará la rosa). Además,
los enunciados son breves y sencillos, sin apenas subordinación, lo que
facilita la comprensión del mensaje. Por su parte, se aprecia una anáfora al comienzo de los dos primeros
cuartetos (“en tanto”), así como una gradación
de elementos tales como “el viento mueve, esparce y desordena” (v. 4).
Por su parte, del nivel léxicosemántico es preciso destacar las abundantes
referencias a elementos de la naturaleza, tan propias del Renacimiento, que
actúan como metáforas de aquello que
se quiere expresar: así, el color del semblante de la joven se identifica con
una azucena (tez blanca) y una rosa (mejillas sonrosadas); vena del oro
(cabello rubio); alegre primavera (juventud), el dulce fruto (los placeres que
otorgan la juventud); cubra de nieve la hermosa cumbre (llegue la vejez);
marchitará la rosa el viento helado (el paso del tiempo). Es preciso recordar
en este verso el tópico del collige,
virgo, rosas del poeta latino Ausonio, inspirador del carpe diem.
Para finalizar, puede afirmarse que el soneto comentado pertenece a la
primera mitad del siglo XVI, no solo por la firma de su autor, sino porque su
forma, así como los tópicos y los recursos literarios empleados, lo identifican
como composición de una de las etapas más gloriosas de la literatura española:
el Renacimiento.
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